El nombre de Dante Bautista está directamente relacionado a la palabra ascenso. El jefe de utilería “santa” es una especie de la buena suerte: estuvo presente en los cuatro ascensos del club a la máxima categoría del fútbol argentino.
“Yo arranque en 1987, cuando Luis Schiavonne y ‘Catala’ (Oscar González) me ofrecieron colaborar con ellos. Ahí hice mis primeras armas en esta profesión y al año logramos el ascenso a Primera”, le cuenta Bautista a LG Deportiva en las horas previas a una nueva conquista.
“Lograr un ascenso se asemeja al nacimiento de un hijo. Uno lo espera con muchas ansias y una vez que se concreta la felicidad es inexplicable”, asegura el encargado de que a los jugadores no les falte absolutamente nada.
Dante es una especie de héroe silencioso. Así como a los flashes se los lleva Darío Forestello por sus planteos perfectos, Ignacio Arce por sus atajadas brillantes o Claudio Bieler por sus goles claves, nada sería posible sin su incansable e invisible trabajo. “Yo no estoy solo, me acompaña Rodrigo Cano. Y otra persona que es toda una institución dentro del club es el querido Pedro Chambilla Vélez, que está hace casi 50 años acá y vivió muchas más cosas que yo”, explica Dante, dejando en claro que esto es mucho más que un trabajo. “Es obvio que me pagan por lo que hago, pero es un placer. Cada mañana va a servir a los jugadores no sólo el empleado, sino el hincha de San Martín”, agrega.
Dante las vivió a todas y es una voz autorizada para reflejar lo que sienten en Bolívar y Pellegrini por esta nueva conquista. “Uno festeja estos logros pero va mucho más allá de lo deportivo. Este es el resultado de cómo está el club. Vivimos momentos muy difíciles pero, una vez más San Martín volvió a levantarse. La institución está ordenada y eso se reflejó en el campo de juego”, sentencia.
Vivió todos los ascensos y nadie más que él puede contar detalles de cada conquista. Pero él decide trazar una línea comparativa entre cada ascenso. “Al del 88’ lo conseguimos en una escalada sin igual de la Liga a Primera y creo que ahí tiene similitudes con el del 2008. En este caso, San Martín también había caído a la Liga y logró ascender categoría por categoría hasta llegar a Primera con un plantel brillante, de la mano de Carlos Roldán”, asegura al punto que encuentra algunas coincidencias entre este último logro y el de 1992, en Isidro Casanova contra Almirante Brown. “Este equipo, al igual que ese que dirigía Nelson Chabay, tiene una garra increíble. Ambos equipos eran una mixtura de lo que indica la historia de San Martín: cuando se podía se jugaba y cuando no, se apelaba a lo que se denomina ‘huevo’”, relata Bautista, que quiere que la alegría no se corte. “Dios quiera que este ascenso sea para quedarnos por siempre en Primera”, concluye. Que así sea, piden todos en La Ciudadela.